El empleo formal de la mujer, del arte y del turismo

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Significativo impulso a la empleabilidad formal de las mujeres, junto con acciones afirmativas en beneficio de la industria artística, gastronómica y hotelera, se está ofreciendo a través del programa al empleo formal que la semana pasada fue aprobado en el congreso. Justamente, para contribuir a la sostenibilidad de la fuerza productiva formal, es que se ha favorecido a un sector y a aquellas empresas que emplean una o varias mujeres, ofreciendo un subsidio a la nómina, ya no del 40%, sino del 50% del salario mínimo, por cada trabajador del sector indicado y por cada mujer contratada en empresas de cualquier sector.

Tales iniciativas tienen lugar en el año 2020, en el que la declaratoria mundial de pandemia nos ha exigido como sociedad actuar con prontitud y mantenernos en constante estado de emergencia. Como individuos, estamos llamados a cuidarnos y guiarnos por la conciencia del cuidado de los otros; pero como sociedad, principalmente, necesitamos del funcionamiento de los mecanismos de organización con los que el sistema democrático nos tiene bajo el mando de los tres poderes públicos.

Nuestro estado de derecho nos ofrece una representación por la que, directamente o de manera diferida, los organismos administran nuestro bienes comunes y condiciones esenciales que nos permiten cuidarnos como comunidad.

Desde marzo las preocupaciones mayormente se enfocan en subsistir y sostenernos. Nuestros actos le siguen a la premura que el brote del contagio impuso, premura misma que movilizó al poder ejecutivo para crear mecanismos de mitigación de la emergencia y para distribuir recursos económicos con destino a las necesidades que la sociedad ha venido demandando.

Según datos de la dirección de prosperidad social, en Colombia, para sostenernos se han girado transferencias sociales de casi 8 billones de pesos. Los programas Familias y Jóvenes en Acción, devolución del IVA, Ingreso Solidario y Colombia Mayor, son los que redistribuyen recursos en razón al estado de necesidad, definiéndose éste con base en las características familiares, de capacidad, condición territorial y social de las personas beneficiadas.

En la tarea de sostenernos nos hemos agarrado de la formalidad y del principio de afiliación al sistema de seguridad social integral, distribuyendo recursos dentro una parte del sector productivo. La necesidad de sostener el motor de la actividad productiva motivó para que, por Decreto Ley, se creara por cuatro meses programas que apoyaron a quienes generan y conservan el empleo formal. Así fue como se ofreció un subsidio en mayo, junio, julio y agosto del 40% del salario mínimo mensual por trabajador formal vinculado.

De tal forma, las empresas, las personas que participan de la economía formal generando empleo para otros, las asociaciones y fórmulas asociativas, han venido siendo candidatos para recibir recursos, en dónde la fidelidad en el sistema de seguridad social de sus trabajadores es el protagonista esencial para habilitar el reconocimiento económico.

Ahora, también debemos ver que en ciudades como Cúcuta la economía formal no alcanza una participación que supere siquiera el 33%. Esto evidencia que el pedazo informal en la torta de la economía y que representa también al motor productivo de la sociedad colombiana es casi la mitad del total de la economía. Según reportes de agosto, en Colombia la economía informal se representa por el 46% en hombres y 46,8% en mujeres, lo que nos lleva a pensar, que este sector de la economía que está muy vigente, por su condición informal, sigue aislado como un castigo de olvido por parte de las instituciones.

En este panorama, las medidas que premian la afiliación al sistema de seguridad social de quienes generan empleo para otros, se mantienen, y esta vez fue el poder legislativo quien extendió los beneficios del programa que subsidia a la nómina, ahora, a partir del mes de septiembre de 2020 y hasta marzo de 2021.

Para expedir la Ley el Congreso retomó la redacción del ejecutivo y mejoró el porcentaje del subsidio en un 50% del salario mínimo para los empleos formales del turismo, los hoteles, los artistas, la gastronomía y el entretenimiento, además de que para todas las empresas el programa favoreció a quienes emplean mujeres, asignando ese porcentaje alto del subsidio del 50% del salario mínimo a quienes tengan mujeres como trabajadoras formales, lo que parece ser una medida de transversalidad en el derecho de género que resulta promoviendo la empleabilidad femenina.

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